CIRUGÍA GENERAL

CIRUGÍA DE LA OBESIDAD Y METABÓLICA

En la Clínica Ripoll tratamos patologías relacionadas con la Cirugía de la obesidad y metabolismo y Cirugía Laparoscópica digestiva.

La obesidad mórbida es una enfermedad grave con múltiples consecuencias patológicas. Se produce por un depósito excesivo de grasa causada por diferentes factores, incluso el hereditario.

El método para medir el grado de obesidad es el IMC (Índice de Masa Corporal) y se puede calcular a través de una simple fórmula:

Peso en Kg /altura en metros2 = IMC

 

Es imprescindible tratar la obesidad para distribuir de forma correcta la grasa corporal y disminuir la grasa central (aquella que se centra en el abdomen), puesto que viene acompañada en mayor frecuencia de diabetes II.

Esta técnica consiste en dejar el estómago convertido en un pequeño reservatorio alrededor de los 20 cc. A unos 150 cm del ángulo de Treitz (punto anatómico a partir del cual el intestino cambia el nombre de duodeno por yeyuno) se realiza la sección del intestino obteniendo 2 extremos. El que continua con el intestino se empalma con el reservatorio gástrico y el otro extremo se empalma al resto de intestino a unos 50 cm del entronque con el estómago (ver la ilustración).

Se trata de una técnica mixta porque presenta una parte restrictiva (reducción del estómago) que obliga al paciente a ingerir pequeñas cantidades de alimentos y una parte malabsortiva que consiste en la exclusión de una parte del intestino que no podrá absorber las grasas.

Esta técnica está especialmente indicada para aquellas personas que tienen que someterse a una cirugía bariátrica y tienen reflujo gastroesofágico.

Es una de las técnicas considerada por muchos como la técnica ideal.

En esta técnica también se produce una pérdida de hambre puesto que, aunque no se extirpa el estómago, el paso de la comida queda excluido, motivo por el cual no se excita la secreción de la grelina (hormona responsable del hambre y que se produce mayoritariamente en el fundus del estómago). La cabidad gástrica tan pequeña impide la ingesta desaforada de alimentos, obligando a realizar pequeñas comidas diversas veces al día.

Esta técnica puede indicarse a aquellos pacientes con IMC de entre 35 y 55. Como vemos es aplicable a un gran número de obesos.

Se trata de una técnica muy similar al Bypass pero hay dos detalles que la diferencian. El primero es que el reservatorio gástrico es algo más largo y el segundo, que no se secciona el intestino. Así pues, se empalma (anastomosa) el intestino al estómago (ver dibujo).

En cuanto a la pérdida de hambre y a las posibilidades de perder peso son similares a las del bypass. Presenta algunas ventajas: menor tiempo quirúrgico, menos suturas mecánicas y menos complicaciones puesto que hay menos entronques y superficies de sección.

En raras ocasiones (0,4%) puede aparecer un reflujo alcalino que obligue a convertir el minibypass en bypass. Se trata de una operación poco complicada desde el punto de vista quirúrgico.

La indicación de esta intervención es la misma del bypass, excluyendo los casos en los cuales hay esofagitis por reflujo gastroesofágico.

Se trata de una técnica restrictiva, es decir, aquellas que reducen la capacidad del estómago sin añadir otro gesto malabservativo.

Esta técnica consiste en resecar una gran parte del estómago, convirtiéndolo en un tubo estrecho.

Esta técnica conlleva, en los 2-3 primeros años, la pérdida del hambre por haber resecado la parte del estómago que produce una hormona llamada grelina, la responsable de éste.

Dado que la grelina también puede segregarse en otras zonas del intestino, con el tiempo puede reaparecer el hambre. No obstante, será muy diferente puesto que el paciente está satisfecho con su pérdida de peso y ha escarmentado de su situación anterior.

Esta operación es indicada en aquellos pacientes con IMC bajos o, al contrario, muy altos, con intención de hacer posteriormente una segunda intervención quirúrgica. También se aconseja en aquellos pacientes con patología gástrica en los casos de enfermedad inflamatoria intestinal y en hepatópatas.

CIRUGÍA LAPAROSCÓPICA DIGESTIVA

La cirugía laparoscópica se realiza a través de pequeñas incisiones en el abdomen mediante el uso de un laparoscopio, haciendo posible un postoperatorio más confortable y una recupación más rápida.

Un lapasocopi es un tubo óptico rígido que permite visualizar la cavidad abdominal mediante una imagen amplificada y de excelente calidad.

En la actualidad, la mayoría de operaciones del aparato digestivo se realizan a través de esta técnica.

Una hernia es un defecto de la pared abdominal, una protuberancia de un órgano que sale, de forma natural o accidental, fuera de su cavidad.

Existen diferentes tipos de hernias:

 

  • Inguinal: es la que aparece en la zona de las ingles. Es una zona débil donde se producen frecuentemente hernias.
  • Crural: muy cerca de la anterior tipología. Existe otro orificio por donde pasan los vasos femorales que van a la extremidad inferior que es causa también de hernias. Estas hernias son más frecuentes en la mujer.
  • Umbilical: también estas hernias son frecuentes. Como indica su nombre se producen a nivel del ombligo.
  • Epigástricas: son las que se originan en la línea media del abdomen, entre la punta de la esternón y el ombligo. La mayoría de estas son pequeñas.
  • Spiegel: se trata de una hernia mucho menos frecuente que las otras. Se produce más abajo del ombligo. Se trata de una hernia que no afecta a las capas más superficiales, motivo por el que no se abomba y no es visible externamente, le que dificulta su diagnóstico.

 

Suelen causar malestar o dolor abdominal que cede cuando se re-introduce al contenido herniario. La complicación más temible de las hernias es su posible estrangulación, salida de intestino que no puede reducirse y causa un cuadro agudo caracterizado por dolor y vómitos, requiriendo una intervención urgente para evitar la necrosis y la perforación intestinal.

El único tratamiento que tienen las hernias es el quirúrgico.

Una colelitiasi hace referencia a la presencia de piedras en la bilis.

En muchas ocasiones no dan ningún síntoma, pero cuando son sintomáticas producen alguna de las siguientes enfermedades: cólico hepático, colecistitis, pancreatitis, ictericia y/o colangitis.

Se recomienda intervención quirúrgica a todo paciente que tenga una colelitiasis sintomática, muy especialmente en el caso de los diabéticos. Se contraindica la operación, salvo que se tenga que realizar de urgencia, a aquellos que tengan una enfermedad pulmonar o cardíaco avance en las cuales el riesgo de la operación supere el de la sintomatología litiásica.

Una hernia hiatal consiste en la ascensión de todo o parte del estómago al tórax.

 

Hay tres tipos de hernias:

  • Hernia de hiatus por deslizamiento: Es la más frecuente. Se produce un deslizamiento del cardias hacia el tórax. Generalmente son pequeñas y pueden asociarse al reflujo gastroesofàgic (RGE).
  • Hernia de hiatus paraesofágica: És poc freqüent, consisteix en l’ascens de l’estómac al tòrax a través del hiatus mantenint-se el cardias en el seu lloc. Generalment es dóna en pacients de 3ª edat.
  • Hernia de hiatus mixta: És una combinació de les dues anteriors.

 

Los síntomas pueden ser varios. Puede ser que el paciente sufra sensación de ardor retrosternal, vómitos o dolor epigástrico en la parte baja del tórax. En muchas ocasiones es totalmente asintomática y se descubre durante una exploración radiológica realizada por otras causas.

La hernia por deslizamiento no tiene que operarse si no da síntomas, el síntoma más frecuente es el reflujo gastroesofágico (RGE).

Las hernias paraesofágicas sí que se complican con frecuencia, pudiendo sangrar por una úlcera al estómago herniado. Se puede producir una obstrucción gástrica o incluso una estrangulación, por eso es recomendable su corrección quirúrgica. Se contraindica en pacientes con una enfermedad respiratoria o cardíaco avance.

Tienen que operarse todos los pacientes en el supuesto de que la hernia paraesofágica esté ya en situación de urgencia.

El reflujo gastroesofágico es el paso del contenido gástrico hacia el esófago. Se convierte en patológico cuando cuando aumenta el número de veces al día que se produce o bien estos reflujos tienen una mayor duración, exponiendo al esófago a la acción de zumo gástrico que provocará la aparición de una esofagitis más o menos severa según los casos.

El reflujo, cuando es patológico, produce sensación de ardor retroesternal (pirosis) y, en los casos más avanzados, puede ocasionar la aparición de dolor al tragar. En ocasiones el paciente se despierta por la noche agitado por un acceso de tos producido por el reflujo de zumo gástrico ácido en la laringe.

El reflujo se acompaña con frecuencia de hernia de hiatus.

En cuanto a los tumores benignos, la mayoría son pólipos, generalmente pequeños que se extirpan por endoscopia y corresponden a adenomas o a pólipos hiperplásicos.

Otro tipo de tumores que con mucha frecuencia son benignos son los tumores de la pared gástrica, denominados GIST (Gastrointestinal Stromal Tumor’s). Los tumores menores de 5 cm suelen ser benignos mientras que los mayores de 10 cm pueden ser malignos.

Los síntomas son, generalmente, asintomáticos, a veces sangran y producen una hemorragia digestiva alta. Se diagnostican por medio de una endoscopia gástrica. Cuando no dan síntomas se diagnostican de forma casual en estudios abdominales de otras patologías.

El tratamiento de estos tumores es quirúrgico.

En el caso de los tumores malignos, se estima que la frecuencia del cáncer gástrico en nuestro país es de 15-24 casos por 100.000 habitantes y año. Aunque su frecuencia ha disminuido en los últimos años sigue siendo lo más frecuente del tubo digestivo después del colorrectal.

Se distinguen dos variedades de cáncer: el de tipo intestinal y el de tipo difuso.

La máxima frecuencia de presentación es en los 60 años.

Se trata de un tumor muy silencioso. Cuando da síntomas acostumbra a tener un tamaño grande. La sintomatología, cuando existe, es la de cualquier patología gástrica: dolor, sangrado, vómitos por obstrucción pilórica o disfagia (dificultad al tragar) cuando se trata de un tumor alto que afecta al cardias e invade el esófago.

El tratamiento es quirúrgico y la cirugía a aplicar dependerá del tipo y estadio del cáncer.

Hoy en día las úlceras de estómago tienen un tratamiento médico, no necesitan pasar por quirófano (en el supuesto de que no haya complicaciones, como por ejemplo la perforación de ésta).

El estenosis pilórica es una dificultad de paso a la salida del estómago. Si es debida a un cáncer gástrico se tratará este cómo se describe en el apartado correspondiente.

La úlcera puede producir principalmente vómitos, eructos pestilentos, retraso importante de la evacuación de los alimentos ingeridos hacia el intestino y reflujo (ardor retrosternal, refurgitación).

La oclusión intestinal es la patología más frecuente del intestino delgado. Se relaciona con intervenciones quirúrgicas previas. La intervención abdominal crea adherencias y bridas en la cavidad peritoneal que con frecuencia no dan ningún síntoma pero que pueden provocar una oclusión intestinal que causa un dolor mantenido que no se calma con analgésicos y es causa de intervención quirúrgica urgente, valorando durante la misma la resección del intestino si se ha producido necrosis. En ocasiones la sección de la brida motiva la recuperación del intestino afectado y no es necesaria su resección.

La oclusión intestinal con frecuencia no es total y se recupera después de un tratamiento con sueroterapia y vaciado del contenido intestinal por medio de una sonda nasogástrica en aspiración.

Las causas de la oclusión intestinal son varias. La más frecuente son las bridas, pero hay que descartar que la causa sea una hernia, un cálculo biliar que pase a través de una fístula entre vesícula y duodeno (en este caso recibe el nombre de ileo biliar), un cuerpo extraño ingerido, un tumor y otras. Para este diagnóstico diferencial es útil la realización de un TAC abdominal.

Si con el tratamiento conservador no se resuelve la oclusión se tendrá que recurrir a la cirugía, si puede ser por laparoscopia.

La afección más importante del apéndice es, sin lugar a dudas, la apendicitis aguda, uno de los procesos más frecuentes en los servicios de urgencias de un servicio de cirugía.

La apendicitis aguda se caracteriza por una pérdida de hambre y dolor abdominal. Con frecuencia se inicia en la epigastri y se focaliza posteriormente en el cuadrante inferior derecho. Después del dolor aparecen náuseas y vómitos. Generalmente hay fiebre no muy elevada.

Desgraciadamente el cuadro no es siempre típico y puede acompañarse de diarrea en lugar de cierre intestinal, el dolor puede ser difuso y puede no haber fiebre, por el que se puede confundir con una gastroenteritis.

El estreñimiento crónico es un problema muy frecuente a nuestra sociedad. Se da en todas las edades; niños, jóvenes, adultos y viejos.

Hablaremos de estreñimiento cuando haya deposiciones escasas en un periodo inferior a 3 semanas. La deposición acostumbra a ser dura y seca y cuesta expulsarla. Crea malestar a quien lo sufre.

Generalmente se asocia al sedentarismo y a la escasa ingesta de fibra y/o de agua.

Otras causas del estreñimiento son la neoplasia de colon, colon irritable, trastornos neurológicos, dolicomegasigma, medicamentos, etc.

Se recomienda la ingesta abundante de agua y seguir una dieta rica en fibra y ejercicio.

Sin embargo, cuando el sufrimiento es crónico es muy difícil de revertir.

La presencia de divertículos en el colon es frecuente a medida que aumenta la edad. De hecho, a partir de los 50 años, más de la mitad de la población tiene divertículos que pueden existir a cualquier punto del intestino grueso.

Estos divertículos acostumbran a ser asintomáticos hasta que se infectan, causando un cuadro clínico que se llama diverticulitis. Hay quien lo describe como similar a una apendicitis en el lado izquierdo.

La diverticulitis no complicada produce dolor en el cuadrante inferior izquierdo de tipo continuado y se acompaña de fiebre poco alta. Sin embargo, el cuadro puede evolucionar hacia la estenosis y oclusión, formación de un absceso o perforación del divertículo con salida de materia fecal en el abdomen. Obviamente el cuadro clínico varía según la complicación que se presenta, así como el deterioro de su estado general.

El tratamiento, en los casos iniciales, es con antibióticos orales y dieta sin fibra. En los casos que hay un flemón importante tiene que ingresarse el paciente para tratamiento antibiótico endovenoso y dieta absoluta durante algunos días, dependiendo de la evolución de la enfermedad.

El cáncer colorrectal es aquel que se inicia al colon o recto. Se trata del cuarto cáncer en orden de frecuencia en el hombre después de los de piel, próstata o pulmón. Ocupa también la misma posición en orden de frecuencia en la mujer, después de los de piel, mama y pulmón.

El riesgo de cáncer aumenta con la edad, siendo del 0,87% a los 50 años y del 5,8% a los 80 años.

Como los otros cánceres del tubo digestivo se disemina por vía linfática, hemática o por contigüidad a órganos vecinos como la vejiga, la pared abdominal o la vagina, entre otros.

En cuanto a los síntomas, en sus fases iniciales el cáncer colorrectal es asintomático y si se descubre en este estadio se encuentra de forma casual en una colonoscopia realizada para el estudio de otra patología o como screening de cáncer colorrectal por edad o antecedentes familiares.

En fases más avanzadas aparece sintomatología de anemia crónica, debilidad o pérdida de peso. En los cánceres situados en el colon izquierdo es más frecuente la sintomatología obstructiva con alteración del hábito intestinal y a veces rectorragias (salida de sangre roja por ano acompañante o no a las heces).

Los situados en el recto dan una sensación de evacuación incompleta, sangre roja y/o moco en las deposiciones.

El tratamiento del cáncer de recto pasa para hacer quimiorradioterapia previo a la intervención si se demuestra que el tumor sobrepasa la pared del recto o la presencia de ganglios afectados.